
I, q. 117, a. 1, c.:
Respondo:
Sobre esta cuestión ha habido diversas opiniones. Averroes en Coment.
III De Anima sostuvo la existencia de un solo entendimiento posible para
todos los hombres, como dijimos (q.76 a.2). De ahí se seguiría que son
las mismas las especies inteligibles de todos los hombres. Y tendríamos
entonces que el hombre no causa en otro hombre mediante la enseñanza una
ciencia distinta de la que él tiene, sino que le comunica la misma que
él tiene, estimulándole a ordenar las imágenes en su alma de tal manera
que sean convenientemente dispuestas para la aprehensión inteligible.
Dicha opinión es verdadera por lo que se refiere al hecho de que la
ciencia es una misma en el maestro y en el discípulo, si tal identidad
se entiende con respecto a la unidad de lo conocido. La verdad de lo
conocido es la misma en el discípulo y el maestro. Pero por lo que se
refiere a que el entendimiento posible es uno solo para todos los
hombres, y que son unas mismas las especies inteligibles,
diferenciándose sólo por las imágenes, la opinión es falsa, como dejamos
ya patente (q.76 a.2). Otra opinión es la de los platónicos , los
cuales sostuvieron que la ciencia está desde el principio en nuestras
almas por la participación de las formas separadas. De esto ya hablamos
anteriormente (q.84 a.3.4). No obstante, el alma, por su unión con el
cuerpo, queda impedida para penetrar libremente aquello que sabe. Según
esto, el discípulo no adquiere, por el maestro, ciencia nueva, sino que
el maestro simplemente le estimula a analizar los conocimientos que el
discípulo ya tiene, hasta el punto de que, según los platónicos,
aprender no es más que recordar. Asimismo afirmaban que los agentes
naturales no hacen sino disponer para la recepción de las formas que la
materia corporal adquiere por participación de las especies separadas.
Pero contra esto, ya demostramos (q.79 a.2; q.84 a.3) que el
entendimiento posible del alma humana está en pura potencia para lo
inteligible, como dice Aristóteles en III De Anima. Puestos en otra
dimensión hay que decir: El que enseña causa ciencia en el que aprende
haciéndole pasar de la potencia al acto, como se dice en VIII Physic.
Para demostrarlo, hay que tener presente que de los efectos procedentes
de un principio exterior, unos provienen exclusivamente de un principio
exterior. Ejemplo: La forma de la casa se origina en la materia sólo por
el arte. Otros, proceden a veces de un principio exterior y a veces de
un principio interior. Ejemplo: La salud es causada en el enfermo unas
veces por un principio externo, la medicina, y otras por un principio
interno, como cuando alguno sana por virtud de la naturaleza. En esta
segunda clase de efectos hay que tener presente: Primero, que el arte
imita a la naturaleza en sus operaciones, porque, así como la naturaleza
sana al enfermo alterando, digiriendo, y echando lo que causa la
enfermedad, así también el arte. Segundo, hay que atender al hecho de
que el principio externo, el arte, no obra como agente principal, sino
como subsidiario, ya que el agente principal es el principio interno,
reforzándole y suministrándole los instrumentos y auxilios que ha de
utilizar en la producción del efecto. Ejemplo: El médico refuerza la
naturaleza y le proporciona alimentos y medicinas de los cuales podrá
usar para el fin que persigue. Ahora bien, el hombre adquiere la ciencia
a veces por un principio interno, como es el caso de quien investiga
por sí mismo; y, a veces, por un principio externo, como es el caso del
que es enseñado. Pues a cada hombre le va anejo un principio de ciencia,
la luz del entendimiento agente, por el que, ya desde el comienzo y por
naturaleza, se conocen ciertos principios universales comunes a todas
las ciencias. Cuando uno aplica estos principios universales a casos
particulares cuyo recuerdo o experiencia le suministran los sentidos,
por investigación propia adquiere la ciencia de cosas que ignoraba,
pasando de lo conocido a lo desconocido. De ahí que también todo el que
enseña procura conducir al que aprende de las cosas que éste ya conoce
al conocimiento de las que ignora, siguiendo aquello que se dice en I
Poster. : Toda enseñanza, dada o adquirida, procede de algún
conocimiento previo. El maestro puede contribuir de dos maneras al
conocimiento del discípulo. La primera, suministrándole algunos medios o
ayudas de los cuales pueda usar su entendimiento para adquirir la
ciencia, tales como ciertas proposiciones menos universales, que el
discípulo puede fácilmente juzgar mediante sus previos conocimientos, o
dándole ejemplos palpables, o cosas semejantes, o cosas opuestas a
partir de las que el entendimiento del que aprende es llevado al
conocimiento de algo desconocido. La segunda, fortaleciendo el
entendimiento del que aprende, no mediante alguna virtud activa como si
el entendimiento del que enseña fuese de una naturaleza superior, tal
como dijimos que iluminan los ángeles, (q.106 a.1; q.111 a.1), puesto
que todos los entendimientos humanos son de un mismo grado en el orden
natural, sino en cuanto que se hace ver al discípulo la conexión de los
principios con las conclusiones, en el caso de que no tenga suficiente
poder comparativo para deducir por sí mismo tales conclusiones de tales
principios . Se dice en I Poster. : La demostración es un silogismo que
causa ciencia. De este modo, aquel que enseña por demostración hace que
el oyente adquiera ciencia.
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