I, q. 44, a. 1
Es necesario afirmar que todo
lo que existe de algún modo existe por Dios. Porque si se encuentra
algo por participación en un ser, necesariamente ha de ser causado en él
por aquel a quien esto le corresponde esencialmente , como se encandece
el hierro por el fuego. Se ha demostrado anteriormente (q.3 a.4), al
tratar sobre la simplicidad divina, que Dios es por esencia el ser
subsistente, y también se ha demostrado que el ser subsistente no puede
ser más que uno, pues si la blancura fuese subsistente no podría haber
más que una sola, pues se convierte en múltiple en razón de los sujetos
en los cuales es recibida. Por lo tanto, es necesario que todas las
cosas, menos Dios, no sean su propio ser, sino que participen del ser,
y, por lo tanto, es necesario que todos los seres, que son más o menos
perfectos en razón de esta diversa participación, tengan por causa un
primer ser que es del todo perfecto. Por eso Platón dijo que es
necesario presuponer la unidad antes que la multitud. Y Aristóteles en
II Metaphys., dice que lo que es ser en grado sumo y verdadero también
en grado sumo es causa de todo ser y de todo lo verdadero; así como lo
que es caliente en grado sumo es causa de todo lo caliente.
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